Fragmento del libro



El ángel se encontraba en el suelo, cabizbajo. Su forma humana parecía estar hecha a medida para él. Sus manos tocaban el suelo frio de aquella casa y de rodillas parecía rezar.
Aquella sombra se posicionó a su lado, envolviéndolo todo en un mal de tinieblas. Envolvió al ángel completamente.
-Ya sabes lo que tienes que hacer. Le dice con voz ronca entre un largo susurro que hizo estremecer el cuerpo puro de aquel ser de la luz.
El ángel llora en silencio sin que la sombra se dé cuenta. Sus lagrimas caen hacia el suelo y parece que le cuesta trabajo incluso respirar.
-Si haces todo lo planeado, te lo devolveré. Le dice. Ambos sabían perfectamente a lo que se referían.
El ángel levanta la vista del suelo, dejando ver sus ojos y su pelo algo despeinado de humano.  Asiente con la cabeza, no tenía el suficiente valor como para decir un sí tajante.
-Muy bien. Vuelve a hablar la sombra.
Esta comienza a sobrevolar la sala de una forma rápida y repentina envolviendo todo a su paso de oscuridad y de un intenso calor propio del mismísimo infierno.
De pronto todo parece quedar en silencio, la sombra para, al llegar arriba de las escaleras y comienza a extenderse hacia arriba haciéndose cada vez más grande y adquiriendo forma.
De pronto le comenzaron a brotar piernas y brazos y a materializarse en una persona humana de piel blanca.
-Ya está todo listo. Dice mirándose atentamente de cerca sus nuevas manos.
El ángel vuelve a mirar al suelo y siente un miedo atroz. Sentía que estaba perdido, totalmente perdido...



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